En 1704 las autoridades del pueblo español de Gibraltar se rindieron a fuerzas aliadas Anglo-Holandesas en una batalla que no duró más que unas horas. Esta capitulación no fue a un poder extranjero sino a una pretendida corona de España en la forma del Habsburgo Carlos III. Es algo que es fácil de olvidar dado la subsecuente historia del Peñón. El primer ministro de Gibraltar, Joseph Bossano hizo este mismo error cuando habló en las Naciones Unidas en 1994 poniendo el caso para la auto-determinación de la colonia.
La mayoría de los libros sobre Gibraltar han sido generalmente escrito por ingleses, muchos de ellos militares. Hay mucho interés in cuestiones de guerra y en la lucha para extender el poder imperial de la Gran Bretaña. Existe un enfático triunfalismo con el Peñón como símbolo de poder militar - y después del Gran Sitio, de orgullo nacional. Cuando Gibraltar se vio vinculado con Nelson y Trafalgar se convirtió en un doble emblema del carácter inglés, indomable y tenaz tanto en tierra como por mar.
Todas estas historias dejan de aclarar cómo fue que la población civil de Gibraltar pudo soportar los trastornos causados por una presencia agobiantemente militar ni tampoco como pudieron seguir su vida cotidiana en un continuo ambiente de guerra. Hasta cierto punto es una omisión entendible - Gibraltar es uno de los lugares mas bélico y mas fortificado del mundo. Durante siglos y mucho antes que llegaran los británicos ha sido involucrado en múltiples sitios y batallas. Y hubo poco cambio después de 1704.
La Guerra de Sucesión Española, los varios sitios de Gibraltar incluyendo el Gran Sitio, La Guerra del Asiento, La Guerra de Sucesión Austriaca, La Guerra de la Independencia Española y la Guerra Peninsular, todas ocurrieron durante los siglos dieciocho y diecinueve - y todas tuvieron su impacto tanto directa como indirectamente en Gibraltar.
Por lo visto había poco tiempo y menos inclinación en discutir las actividades de una población que estaba compuesta esencialmente de abastecedores de servicios a las unidades militares y cuyos números eran relativamente péquenos en comparación a la de la guarnición. Pero incluso en los finales del siglo diecinueve cuando las historias de las guerras fueron reemplazados por libros que eran esencialmente guías de viajes, los autores se limitaban a escribir sobre las vistas del propio Peñón y sus magnificas fortalezas. Hay constantes referencia obsequiosas a sus Gobernadores y a los héroes ingleses militares del pasado. Las pocas observaciones hacia la población civil - cuando aparecen - son despectivos o desdeñosos.
Es un error perpetuado desde ya hace mucho que la historia de las gente de Gibraltar es sinónima con su historia militar y que la social solo comienza a finales de siglo antepasado cuando el pueblo se identifica como una colonia en vez de sencillamente una fortaleza.
Para mí como Gibraltareño me parece perverso de tratar de entendernos a lo largo de una historia que solo empieza cuando somos reconocidos por otros y no por nosotros mismos. Más aun me parece absurdo que tantos Gibraltareños continúan glorificado aquellos episodios históricos que por mucho que hubieran sido importantes para el desarrollo del imperio de la Gran Britania nunca fueron instigados por la población civil Gibraltareña.
Esto hecho es especialmente irritante cuando uno se da cuenta de que la mayoría de los comentarios negativos encontrados en estas historias son sencillamente equivocadas. Muchas están basadas en opiniones personales que no vienen al caso. Otros están escritos por autores que ni siquiera se han preocupado de hacer investigación alguna ya que basan sus observaciones después de haber visto un par de vagos vendiendo alguna tontería en la Calle Real - y todo esto después de haber permanecido en el Peñón ni siquiera veinticuatro horas. La verdad es que no tenían ni idea de quienes eran los habitantes de Gibraltar - y tampoco les interesaban.
Con todas estas negativas es fácil olvidar un hecho histórico - la población de Gibraltar consiste de verdaderos sobrevivientes, un grupo de gente que durante mas de trescientos años ha tenido que bregar con los múltiples problemas de vivir como personas de segunda clase entre una aplastante presencia militar. Para los ingleses - desde el más alto Gobernador hasta el más insignificante soldado raso - la población civil es siempre considerada como una inconveniente necesidad.
Pero los historiadores británicos, cegados por los hechos heroicos de sus compatriotas olvidan de que la toma de Gibraltar es la historia de un fracaso. Felipe V no fue reemplazado por el Archiduque y casi por casualidad lo que si se logró fue separar tanto física como culturalmente una pequeña peninsular del resto de España. Peor aún - nunca se logró ese ideal de sus conquistadores - la creación de una colonia britania con una población de Protestantes de origen británico.
Y lo curioso es que esta situación ha llegado a pasar no por causa de una deliberada política de parte de los británicos sino por un hecho único en la historia colonial de la Gran Bretaña: la población civil de Gibraltar nunca fue subyugada por el poderío ingles - nuestros antecedentes se encuentran en el Peñón no porque tenían que vivir en Gibraltar sino porque les era conveniente vivir allí - y todo esto a pesar de los muchos inconvenientes impuestos por las autoridades británicas.
Tenemos derecho de admirar todos aquellos cuentos de Trafalgar y del Cabo de San Vicente y de aquellos héroes británicos del pasado. Lo que no tenemos derecho es tener orgullo de estos asuntos ya que no tenían nada que ver con nosotros.
En vez de todo esto creo que deberíamos tratar de entender nuestro propio pasado y en especial la historia y origenes de aquellos pocos españoles, genoveses, hebreos, portugueses, moros, franceses - y si porque no ingleses - que lucharon en aquellos días hasta llegar a ser los muchos que hoy viven en Gibraltar.